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Una noche que se sintió como volver a casa – Debi Nova en Parque Viva

  • Foto del escritor: Nazareth Madrigal
    Nazareth Madrigal
  • 20 oct
  • 2 Min. de lectura

Hay conciertos que uno espera por la música, y otros que se esperan por lo que representan. Lo de Debi Nova el pasado 18 de octubre en Parque Viva fue eso último: un reencuentro, una celebración y, de alguna forma, una especie de abrazo colectivo.


Desde que se apagaron las luces y su voz llenó el anfiteatro, se sintió que la noche iba a ser distinta. No hubo necesidad de grandes artificios: bastaron su presencia, su banda impecable y ese carisma tranquilo que siempre ha tenido. Cada canción parecía construida para recordarnos por qué su música ha acompañado tantos momentos de nuestra vida.


Era inevitable pensar en lo mucho que ha crecido. En cómo pasó de ser “la tica que triunfa afuera” a ser una artista que no necesita demostrar nada, porque lo suyo trasciende la etiqueta. Su concierto fue elegante, pero honesto; íntimo, pero poderoso.


Entre luces suaves y proyecciones delicadas, Debi se movía con una naturalidad que te hacía sentir cerca, incluso desde las gradas. Hubo momentos para bailar, para dejarse llevar, pero también para detenerse a escuchar, como si sus letras se colaran entre respiraciones.

Uno de los instantes más bonitos fue cuando bajó el ritmo y se quedó prácticamente sola en el escenario. Su voz, el piano y un silencio que parecía respirar con ella. Esos segundos fueron una pausa del mundo: una especie de recordatorio de que, a veces, lo más fuerte se dice en voz baja.


El público respondió con una energía preciosa —no de euforia, sino de conexión real. No era solo un grupo de fans cantando, era gente agradecida por estar ahí, consciente de que esas canciones forman parte de algo mucho más grande que una noche.


Cuando el concierto terminó, no hubo sensación de final, sino de ciclo cumplido. Como si cada aplauso fuera una manera de decirle gracias. Gracias por seguir creyendo en su país, por volver, por mostrarse tan auténtica como siempre.


Y saliendo del anfiteatro, con el eco de su voz todavía flotando en el aire, pensé que eso es lo que hacen los buenos conciertos: no te dejan con el oído lleno, sino con el corazón un poco más despierto.


Debi Nova, 18 de Octubre, Parque Viva - Fotografía: Nazareth Madrigal
Debi Nova, 18 de Octubre, Parque Viva - Fotografía: Nazareth Madrigal

 
 
 

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